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lunes, 2 de mayo de 2011

Dicen que los polos opuestos se atraen, y yo estoy de acuerdo. Siempre he tenido un prototipo de tío, moreno, ojos marrones, de estatura normal, que me hiciese reír... Nunca me ha gustado el típico rubio de ojos claros, pero... ¡nunca digas nunca! Apareció un rubiales, y qué rubiales. Era todo lo contrario a mí. Él era el día, yo la noche, él A.M, yo P.M, él dulce, yo salado, el frío, yo calor. Alguien totalmente diferente a mí. Me enamoré de él, tal vez fue por eso, porque nunca me había llamado la atención alguien tan diferente, tal vez porque me hacía reír, o tal vez porque el destino así lo eligió.
(MP)

2 comentarios:

  1. me has quedado con ganas de una segunda parte, jaja
    Buaahh tía, eres genial.

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  2. Jajajajajaja a mi también me quedan ganas de una segunda parte, pero dicen que las segundas partes nunca fueron buenas! asique...
    Gracias guapa! :)

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