Porque aunque tengamos nuestras discusiones y nuestras broncazas, nadie te conoce mejor que yo, y a mí nadie me conoce mejor que tú, y se que siempre, siempre, vas a estar ahí. Después de equivocarte, estarás para pedir disculpas, después de equivocarme, estarás para hacerme entrar en razón. Porque mi todo eres tú.
(MP)
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