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miércoles, 27 de abril de 2011

Dicen que las rosas más bonitas, son las que más pinchan, yo lo creo. Quizá yo haya tenido un poco de suerte, porque las que me he encontrado me han pinchado nada más tocarlas. Pero lo malo no es que te pinchen, porque sí, sangras mucho, y te duele, pero pasado un tiempo el dolor se acaba. Sin embargo, hay veces que la espina se te queda clavada, y no eres capaz de sacarla. Y eso es peor, porque ese dolor siempre estará ahí. 
(MP)

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